El Universal Viernes 27 de febrero de 2009
En 90 minutos de plática, queda claro que el mandatario tiene una obsesión. Aunque atiende con especial énfasis la crisis económica, y no deja de medir el ambiente político, sus desvelos son por la guerra contra el narcotráfico.
El semblante risueño del Presidente y sus modos relajados parecerían corresponder a los de un mandatario de otro país, uno en el cual no hay por lo menos 20 ejecutados diarios o una crisis que comienza a ser galopante. Pero tan pronto comienza a hablar, se advierte hasta qué punto el tema de la guerra al narcotráfico se ha convertido en una obsesión para Felipe Calderón. Después de 90 minutos de plática, en su oficina en Los Pinos, se entiende por qué.
Su anterior pasión, la política, y su última vocación, la economía, palidecen frente a la creciente amenaza de un narcoestado dentro del Estado. “El crimen organizado busca el control territorial”, advierte el mandatario; será una guerra sin cuartel porque ya no hay posibilidad de convivir con el narco, dice. No hay regreso; son ellos o nosotros.
El Presidente de México habla de política, de economía, de los deslices de sus secretarios, del ascenso del PRI, de los derechos humanos y, por supuesto, de la guerra contra el narcotráfico y de lo que está dispuesto a sacrificar para ganarla.
0 comentarios:
Publicar un comentario
esta es una informacion muy importante...
tenemos que tomarlo en cuenta.